lunes, 15 de octubre de 2012

Hernandes

Madrugada en Buenos Aires, esta ciudad no duerme nunca. Busco por la calle el afiche del show al que acabo de ir pero ya no está, o pegaron otro encima. O tal vez sea yo que no distingo nada a esta hora. Me cuelgo los auriculares y escucho el disco de Hernandes, el tipo tiene algo en las letras que me recuerda las bandas punk, va directo al grano de lo que quiere decir sin demasiadas vueltas. Mientras escucho el disco trato de recordar como fue que nos conocimos. No me acuerdo. Fue hace mucho y yo formateé mi memoria hace rato.  De golpe aparece un recuerdo y lo atrapo al vuelo: Año 2005, dos o tres meses después del fuego en Cromagnon. En un recital clandestino, sin publicar dirección y a puertas cerradas. Al menos hasta seis meses después de la catástrofe la única forma de tocar era así. Hernandes estaba ahí, yo también.  Yo tocaba, él no me acuerdo. Los dos tocábamos en otras bandas. Yo era otra persona, él no sé.  Recuerdo cierto nerviosismo al saber que en cualquier momento podía llegar la policía y dar por terminado todo. Demasiada persecuta durante esos meses. Había mucha gente en el antro, demasiada en realidad. Seguramente Hernandes y yo hablamos algo pero tampoco lo recuerdo. Hubo una pelea en el lugar y los dueños debatían si era mejor que pelearan afuera o adentro. Y para no quedarse con la duda lo hicieron en los dos lados. Luego nos dejamos de ver durante algunos años y fue un trabajo en común lo que nos reencontró. Me alegra haberme reencontrado con Hernandes y me alegra escucharlo.


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